viernes, 8 de agosto de 2014

Cómo preparar una tabla de quesos ?



Lo primero mil perdones por tener el blog un “pelín” dejado..la verdad es que con el calor y el trabajo..cocino poco, y cuando lo hago , voy a lo sencillo, platos fríos, fáciles y que gustan.La tabla de quesos es una opción que tiene muchas posibilidades. Os cuento  ;-)

Hoy vamos a hablar de cómo se prepara una tabla de quesos.

 Esta delicia de nuestra despensa, excelente y muy variada, puesto que, en general, no es preciso modificar su temperatura para que esté en su punto, sino que lo mejor es tomarlo a temperatura ambiente o a la misma de la bebida que lo acompaña.
Muchos debates se han generado en torno a cuál es el “momento” del queso, si debe tomarse al principio o al final de las comidas o si, en realidad, merece un disfrute en solitario a cualquier hora del día, como almuerzo, como cena o como merienda, acompañado por unos panes, unos embutidos o una ensalada. Si se opta por esta segunda opción, es decir, para tomarlo en solitario, conviene recordar que normalmente se disfruta primero con la vista antes que con los demás sentidos. Puede presentarse individualmente o en forma de tabla. Se acompañan de frutos secos, frutas frescas, mermeladas y confituras, panes diversos, verduras frescas y hojas verdes.

Frutos secos, hierbas aromáticas y hortalizas

Los frutos secos constituyen un motivo decorativo adecuado y, además, pueden tomarse entre queso y queso, especialmente si se trata de las nueces y las avellanas.
Otros frutos como dátiles, higos, pasas, castañas son también muy idóneos para acompañar una tabla de quesos. Potencian, además, el sabor de los quesos curados.
La mezcla con hierbas aromáticas, -romero, tomillo, orégano-, les va muy bien tanto a los quesos tipo fresco como a los curados, siendo tanto mejor el resultado si se les adereza con un poco de aceite de oliva virgen extra.
También se puede añadir elementos de color, como tomates cherry, tiras de apio, bastoncitos de zanahoria, rábanos, o hojas verdes como lechuga, rúcula, espinacas crudas...

El sabor de la fruta fresca se complementa con el del queso

La presentación de una tabla de queso con un acompañamiento de frutas frescas como higos, peras, manzanas y uvas no es sólo cuestión estética.
Los sabores de estas frutas se complementan con los del queso y las más ácidas, como la manzana, sirven para limpiar el paladar entre queso y queso. Las fresas, grosellas, frambuesas, -los frutos del bosque-, encajan sobre todo con los quesos de cabra tipo láctico.

Panes Variados

En cuanto al pan, hay unos que van mejor con determinados tipos de queso. Para José Luis Martín, experto en quesos, el pan de centeno encaja con quesos tipo rollito de cabra, los picones y los ahumados; el de nueces acompaña a quesos curados y azules; el de pasas, a quesos muy curados y azules; el pan vienés, a todo tipo de quesos y el pan blanco tostado a las tortas extremeñas. Por tanto, lo ideal es disponer de un mínimo de tres panes, blanco o baguette, tostado y de cereales.
Orden
Si se consumen bajo el formato de tabla, el orden de degustación más sensato de los quesos debe ser de los de menor sabor a los más fuertes.

Quesos y vinos

También es importante elegir el vino adecuado. A este respecto, se puede optar por un vino blanco, fresco, afrutado y ácido, o por un tinto joven, sin olvidar un cava, que siempre va muy bien con el queso. Siempre bien fríos y refrescantes para que limpien el paso en boca de queso a queso. También se pueden servir con cervezas tipo lager o fermentadas, pero no tostadas ni demasiado amargas. Y para los abstemios, zumos de frutas ácidas como la manzana o dulces como el mosto.

Corte y presentación de los diferentes tipos de queso son muy importantes

Ello tiene que ver con las cuestiones estéticas, como por lo relacionado con la mejor conservación y con el disfrute al máximo de sus aromas y sabores. Cada tipo de queso se corta y se presenta de diferente manera.
Los curados como el manchego o el idiazábal se cortan en forma de cuña y después triangular. Los duros como el parmesano o el mahón muy curado se rompen en trozos o en lascas. Los de poco volumen o untables se suelen presentar enteros para que cada comensal se sirva la porción que desee, lo mismo ocurre con los cremosos como el brie o el camembert que se acompañar de pequeñas rebanadas.

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